Ella era tonta y Él era feo... pero como en todos los cuentos surgió el amor. A este cuento sólo le falta señalar que que Ella era rubia... y que Él estaba forrado...
- Entonces, ¿eres una verdadera princesa?... A pesar de los muchos colchones y edredones, has sentido la molestia del guisante. Sólo una verdadera princesa podría ser tan sensible...