Un metal caliente se pone rojo y si está más caliente, pasa a verse blanco.
Con los gases ocurre lo mismo. El Sol es una bola de gases muy calientes. Cuando esos gases alcanzan 5700°K la radiación predominante es la amarilla.
Se ve amarillo, en realidad, porque nuestros ojos son más sensibles a esa longitud de onda; pero el sol irradia todos los colores y muchas frecuencias que no vemos.