MISS REFLEXIONES: CHAPTER XII - LA TÉCNICA DE LOS 5 POR QUÉ. MIS MATRIOSKAS.


Leí en algún sitio que a todo problema se le puede encontrar la raíz haciendo 5 preguntas sencillas: ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué? y ¿Por qué?. A este método, como no podía ser de otra forma, se le llama la técnica de los 5 por qué.

En los años 70 unos fabricantes japoneses (como tampoco podía ser de otra forma que fueran ellos, los japoneses…) empezaron a utilizar este método para llegar a la raíz de los problemas de producción o distribución que se encontraban en su fábrica, ya que pensaban que las causas estaban por lo menos cuatro niveles por debajo de la superficie.

Después, algún listillo, se dio cuenta de que la utilización de esta técnica de resolución de problemas de fabricación era extrapolable al resto de problemas que nos aquejan al común de los mortales…

Me gustó la técnica… Quise aplicarla hace poco con un tema que me tenía la cabeza enlatada, que no me dejaba avanzar, pero tampoco retroceder para coger carrerilla.

Preparé la sala de operaciones: coloqué mi problema encima de la mesa, le di su dosis de anestesia. Cuando vi que ya empezaba a desorientarse decidí que era el momento de meterle el bisturí… Quería ver qué era lo que éste tenía dentro.

Mi problema era una Matrioska. Para aquellos incultos desconocedores que no sepan qué son las muñecas Matrioskas (yo hasta hace unos minutos…), sólo darle la pista de que son aquellas muñequitas rusas que se meten unas dentro de las otras…

Como seguía diciendo, cuando abrí mi primera Matrioska, la grande, vi que contenía otra dentro, ésta más pequeña y que alrededor de ésta sólo había aire. Además era diferente, no sólo en tamaño, si no también en su color. Destripe a esta Matrioska de la misma manera que lo había hecho con su madre.

¡Sorpresa! Y es que no pierdo la capacidad de sorprenderme incluso en las situaciones más previsibles… había otra Matrioskita dentro, también rodeada de aire. Volví a coger el bisturí con mirada sanguinaria y le metí otro tajo a la nieta de la Matrioska grande.

Había otra… Sin pensármelo, le solté otro tajo… Y apareció otra. La última. El quinto por qué. Y esta mierdecilla de Matrioska era muuuuy muuuuy pequeña.

Miré la carnicería que había hecho con mi problema, con mis Matrioskas. Miré la grande, la primera, la que me había tenido la cabeza dando tumbos, la de las noches sin dormir… y miré la última, la mierdecilla, la pequeñita, el alma de la Matrioska grande, la clave de mi problema…

Siempre me pasa… si no soy capaz de diseccionar lo que me preocupa, siempre me parece que mi problema es inmenso, enorme, tan pesado en mi cabeza que siempre me mantiene encorvada… y al final, el asunto es pequeño, y a veces muy pequeño, pero con un envoltorio grande,
y a veces muy grande.

1 comentarios:

Kiruni dijo...

Si, suele pasar y nos ahogamos en un charquito.Me gusta como narras las cosas, y esta es una reflexion muy buena,saludos.

Espero verte pronto...

Espero verte pronto...