MISS REFLEXIONES: CHAPTER XIV - CUANDO EL ÉXITO DEPENDE DE LA TALLA DEL WONDERBRA



Como veo que con esto del blog hay gente que empieza a darse por aludida, y antes de que me meta en ningún lío, será mejor que diga que “Todos los personajes y hechos que aquí se relatan son ficticios. Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia

Y ahora empiezo…

Vino un día una amiga toda consternada, con la moral pelín alicaída, pateando las piedras imaginarias que encontraba en su camino.

Le había tocado dar una charla a un grupo de personas sobre cuestiones que ella domina de sobra. Había estado media hora hablando de temas varios al grupito en cuestión. Dice mi amiga que sus alumnos ocasionales se repantigaban en sus sillas, que hubo bostezos, y algún que otro intento de echarse la siesta. Dice también, que cuando ella terminó le dio paso a otra compañera, a la que llamaremos X, para que desarrollase su parte del curso. Entonces las cosas cambiaron… Los repantigados se incorporaron en sus sillas, los de los bostezos abrieron los ojos de par en par y los de la siesta se desperezaron y empezaron a escuchar con atención.

Después, tras conocer a X, nosotras, con nuestra mentalidad de tías, no entendíamos como es posible que los alumnos (todos hombres, por cierto…) escuchasen con más atención a X que a mi amiga, ya que X es más bien “apasionadamente sosa” o “sosa con narices”.

Claro que revisando a “X” desde la mentalidad de un tío (es rubia, pelo largo, buen cuerpo, morenaza todo el año, en todas las estaciones, llueva, granice o nieve) quizá lo importante no es que hable, ni que se le entienda, quizá lo importante sea eso, que esté “mu pero que mu buena”.

A estas alturas de la película, ¿Qué importa que estos alumnos tan aplicados no se hayan quedado con “na de na” de la formación? Si de todas formas, seguro que todos ellos han perdido (o ganado, según se vea) el tiempo calculando su talla de wonderbra…

Esto es así, y siempre ha sido así, y siempre seguirá siendo así.

Sin ir más lejos, en el caso de mi amiga cuando su GM (recuerden, General Manager o Gran Mastín) quiere promocionar su empresa, no habla de los servicios que ofrecen, no habla de la calidad con la que trabajan, no habla de que sean referentes en algunos ámbitos para otras empresas del sector. No… él vende su empresa cual harén se tratara y se enorgullece especialmente no cuando dicen que son buenas profesionales, si no cuando dicen que tiene unas empleadas que están muy buenas…

Él, el sultán, tiene varios escalafones donde coloca a sus trabajadoras. Uno, no el más importante, es el escalafón A: profesional, y el otro, el más, el súper escalafón, el más de lo más, es el B: el de las buenorras. Y ahí, en esa empresa, no hay trepas al uso tradicional. Allí se pegan por ir con el escote más pronunciado, la mini más mini para estar todas estupendas de la muerte y subir a los primeros puestos de la lista B. La que consigue llegar al primer puesto, como en otros tiempos y en otros lugares, consigue ser la “favorita del sultán”, y eso equivale a gozar del máximo de privilegios en su harén… digo, empresa.

Pero recuerden y no se olviden que: “Todos los personajes y hechos que aquí se relatan son ficticios. Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia”.

Y es que a mi la imaginación me desborda…

MISS REFLEXIONES: CHAPTER XII - LA TÉCNICA DE LOS 5 POR QUÉ. MIS MATRIOSKAS.


Leí en algún sitio que a todo problema se le puede encontrar la raíz haciendo 5 preguntas sencillas: ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué? y ¿Por qué?. A este método, como no podía ser de otra forma, se le llama la técnica de los 5 por qué.

En los años 70 unos fabricantes japoneses (como tampoco podía ser de otra forma que fueran ellos, los japoneses…) empezaron a utilizar este método para llegar a la raíz de los problemas de producción o distribución que se encontraban en su fábrica, ya que pensaban que las causas estaban por lo menos cuatro niveles por debajo de la superficie.

Después, algún listillo, se dio cuenta de que la utilización de esta técnica de resolución de problemas de fabricación era extrapolable al resto de problemas que nos aquejan al común de los mortales…

Me gustó la técnica… Quise aplicarla hace poco con un tema que me tenía la cabeza enlatada, que no me dejaba avanzar, pero tampoco retroceder para coger carrerilla.

Preparé la sala de operaciones: coloqué mi problema encima de la mesa, le di su dosis de anestesia. Cuando vi que ya empezaba a desorientarse decidí que era el momento de meterle el bisturí… Quería ver qué era lo que éste tenía dentro.

Mi problema era una Matrioska. Para aquellos incultos desconocedores que no sepan qué son las muñecas Matrioskas (yo hasta hace unos minutos…), sólo darle la pista de que son aquellas muñequitas rusas que se meten unas dentro de las otras…

Como seguía diciendo, cuando abrí mi primera Matrioska, la grande, vi que contenía otra dentro, ésta más pequeña y que alrededor de ésta sólo había aire. Además era diferente, no sólo en tamaño, si no también en su color. Destripe a esta Matrioska de la misma manera que lo había hecho con su madre.

¡Sorpresa! Y es que no pierdo la capacidad de sorprenderme incluso en las situaciones más previsibles… había otra Matrioskita dentro, también rodeada de aire. Volví a coger el bisturí con mirada sanguinaria y le metí otro tajo a la nieta de la Matrioska grande.

Había otra… Sin pensármelo, le solté otro tajo… Y apareció otra. La última. El quinto por qué. Y esta mierdecilla de Matrioska era muuuuy muuuuy pequeña.

Miré la carnicería que había hecho con mi problema, con mis Matrioskas. Miré la grande, la primera, la que me había tenido la cabeza dando tumbos, la de las noches sin dormir… y miré la última, la mierdecilla, la pequeñita, el alma de la Matrioska grande, la clave de mi problema…

Siempre me pasa… si no soy capaz de diseccionar lo que me preocupa, siempre me parece que mi problema es inmenso, enorme, tan pesado en mi cabeza que siempre me mantiene encorvada… y al final, el asunto es pequeño, y a veces muy pequeño, pero con un envoltorio grande,
y a veces muy grande.

MISS REFLEXIONES: CHAPTER XI - LA AMISTAD


Un día Javi me hizo una pregunta: ¿y tú Bakartxo, cuántos amigos tienes? La frase, aparentemente inocente, hizo “crack” dentro de mi.

En la conversación también estaba Augusto. Augusto tiene un montón de amigos, de calidad, de esos que son los primeros en celebrar contigo cuando eres feliz, pero que también te sirven de muletas cuando estás jodido. Son los de la doble funcionalidad…

Pienso que las comparaciones son malas, y en este caso también dolorosas. Así que le respondí: Pocos, muy pocos.

Siempre he dicho que para recibir cosas buenas, primero hay que sembrar. Ya tocará después recoger…

Pero con el tiempo, cuando una ya empieza a peinar canas en el culo, y analizas el por qué del éxito de Augusto, te das cuenta de que la siembra no es suficiente. Si te limitas a sembrar y a esperar recoger sus frutos, sin haber velado por el crecimiento, la recolecta son un montón de coleguitas de farras, compañeros de trabajo, amigüitos varios (como dice Miguel) que te acompañan en los buenos momentos, pero que en los malos brillan por su ausencia.

En esto de la amistad no basta con sembrar. A esta flor tienes que regarla, abonarla, acompañarla en su crecimiento, vigilar que crezca sana y curar sus enfermedades. Entonces sí (y no en todos los casos, por que esta vida también está llena de ingratos) puedes recoger como fruto la amistad.

Hasta ahora he creído que bastaba con sembrar… pero en estos momentos en que los años se me acumulan en los huesos y en las grasas, miro atrás y veo que estoy rodeada de “amigos light”, que de los de verdad, de los que ríen y lloran contigo, tengo pocos.
Muy pocos…

Espero verte pronto...

Espero verte pronto...